sábado, 28 de enero de 2012

Published with Blogger-droid v1.6.5
Published with Blogger-droid v1.6.5

domingo, 21 de agosto de 2011

Mudanza

Me he mudado a un nuevo dominio www.entiza.jimdo.com donde continuaré publicando todo aquello que escriba. os espero allí¡¡¡

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cap 4. Valle de lágrimas

Cap 4. VALLE DE LAGRIMAS



22 de diciembre, Schwabach (Alemania), 08:14 horas.


Se hacia llamar Sérpico.


Los Soldados de élite no tienen hogar, no tienen familia ni mujer... ni pasado. Ni tan siquiera “Sérpico” era su nombre real, cuando entro en los paracaidistas su compañero de litera le comenzó le puso este mote debido a su seriedad y sentido del deber, sin duda lo hizo para mofarse pero para el su profesión lo era todo. Se preparó a conciencia y logro ser miembro de pleno derecho de la división de operaciones especiales. Aparte que le compararan con un policía como Frank Sérpico no le disgustaba del todo.


Cuando comenzaron las carnicerías en las calles de Manchester habían pasado ocho días de la muerte del paciente cero en su casa de las afueras de Nürnberg. Aun así Sérpico llevaba ya dos días en la base militar a las afueras de la ciudad, una base que prácticamente era el único lugar seguro en cincuenta kilómetros a la redonda.


Desde esta base partían las compañías de combate que reforzaban los sectores residenciales de la ciudad tratando desesperadamente de proporcionar protección a los civiles indefensos al ataque de los que eran sus vecinos y familiares.

Sólo cuatro días más tarde caerían los últimos reductos de supervivientes organizados que se habían atrincherado en unos grandes almacenes al norte de la ciudad, y se perdía todo contacto con los soldados destacados en la zona.


Se trató de formar un frente que contuviera a los podridos en las ruinas de Manchester pero pronto la única manera de salir de la base era a través de helicópteros o en caravanas blindadas de transporte de tropas, aunque estos últimos llegaron a correr serio peligro de quedarse atascados en las carreteras y campos que en estas fechas se habían convertido en un barrizal.


Los podridos llegaban en pequeños grupos al principio, pero pasados los días las municiones comenzaban a escasear y se hacia urgente una evacuación de emergencia que Sérpico no llegó a ver.


La mañana del día veinte de diciembre partió en helicóptero hacia un pequeño puerto de una pequeña aldea costera cercana, allí le estaba esperando un barco pesquero requisado para la marina de su majestad. Ese barco le llevaría mas tarde a una pequeña base aérea improvisada en un llano cercano a Dover, en el sur del país.


Al día siguiente partieron en un vetusto Douglas Dakota C47,aquel viejo avión era una pieza de museo que participo en la invasión aliada a Normandía durante la segunda guerra mundial. Consumía combustible mas allá de lo que podía ser considerado aceptable pero durante los primeros días de infección en Londres se perdió todo contacto con cualquier aeródromo militar cercano. Sin embargo el museo militar de la RAF quedaba relativamente cerca y su prácticamente nulo nivel de visitantes en sus mejores días hacia factible el transporte de cualquier cosa que pudiera resultar útil a la resistencia humana.


Los detalles de su misión les fueron entregados a los pocos minutos del despegue , mientras sobrevolaban el canal de la mancha, previamente se les obligo a llevar un petate pesado en el cual deberían cargar el doble de la munición habitual que se cargaría en una misión normal, así como de raciones de campo y material de primeros auxilios.


La misión estaba muy clara, y solo tubo que leer una vez aquella hoja de papel, saltarían en los campos al sur de la localidad alemana de Schwabach a siete kilómetros al sur de Nürnberg. Rodearían esta por sus afueras y se infiltrarían directamente en el barrio residencial en las inmediaciones del Hospital Militar que hizo explosión a finales del mes pasado.


En una de esas casas se encontraba un despacho con documentación acerca de las investigaciones que se estaban llevando a cabo relativas al virus que había asolado Alemania y los Países Bajos, y que comenzaba a descontrolarse en el resto del mundo.


Fue en ese folio donde leyó por primera vez el nombre con el cual habían bautizado al monstruo, Judas, muy apropiado en su opinión, muy al gusto de esos beatos del sur de el castillo de York.


Sus compañeros de misión formaban un grupo de lo mas variopinto, aunque no conocía bien a ninguno de ellos tubo ocasión de conocerles durante una “cena de hermanamiento” tan inglesa como innecesaria.


Chaplin era el líder, era un teniente que provenía de la policía militar inglesa, parecía sumamente meticuloso en su concentración, pero su expresión era sombría, según pudo averiguar Sérpico, perdió a su mujer y a su hija en un ataque de los podridos hacia diez días.


Poco o nada sabía de los otros integrantes de su escuadra salvo sus nombres en clave y roles, Marcus era un sargento especializado en comunicaciones, el sera nuestro nexo de unión con el mando.


De Flecha solo sabía que era un soldado raso del ejercito alemán que debió encontrarse fuera de su país cuando se desencadeno el infierno, sería el interprete en caso de encontrarse con la necesidad de leer alguna indicación o de hallar supervivientes.


Remié era el médico del escuadrón, era capaz de operar a vida o muerte en un vertedero y su fama era conocida entre sus mandos de la división de élite.


Por ultimo Tanque, era junto con el propio Sérpico el brazo de combate del equipo, su misión sería mantener con vida a sus compañeros y mandar de vuelta al infierno a todos aquellos podridos que osaran medirse a ellos.


El C47 llegó a su destino a las 4 horas de partir de Dover casi sin combustible, el piloto tenia ordenes de estrellar el aparato lo mas cerca de la cuidad posible para atraer a ese punto a la mayor cantidad de infectados posible.


La vieja luz verde que dio el pistoletazo de salida a la invasión en el Día D se encendió una vez mas y por última vez a las cinco horas y treinta y dos minutos de la mañana del día veintidós de diciembre, la noche era cerrada y nevaba, un viento gélido invadió el avión cuando Chaplin abrió la escotilla de salto, la tierra apenas iluminada por aquellos edificios en los cuales existía un generador de emergencia parecía un gigantesco monstruo hambriento a punto de engullirles, sin lugar a dudas todo aquello era la tierra de los muertos.


Tras el salto aterrizaron sin problemas en un campo de cultivo apenas a un kilómetro de el área de salto prevista, revisaron su equipo y prepararon su armamento, comenzando por insertar el silenciador de los rifles de asalto y ajustar las correas del petate y los cinturones, Chaplin se aseguro de que todos estaban preparados y encendió el gps que portaba a modo de brazalete


-De momento todo va según lo previsto- desplegó un mapa en el cual estaban representados las afueras de Nürnberg y Schwabach – Estamos aquí, nos guiaremos por esta carretera secundaria evitando entrar en cualquier núcleo poblado, abandonaremos la carretera aquí- señaló un punto de la carretera muy cercano al objetivo- desde aquí serán quinientos metros al descubierto hasta las ruinas del hospital. ¿alguna duda?-


- ¿Que pasa si encontramos vivos?- Preguntó flecha mientras miraba a la carretera -Son mi gente-


-No podemos cargar paquetes inútiles, los civiles tendrán que valerse por si mismos-


Flecha no contesto, su cara reflejaba lo que opinaba de comparar a su pueblo con paquetes inútiles.


-Los podridos lo tendrán muy fácil para emboscarnos si seguimos la carretera,-Sérpico no ocultó cierto desdén por el plan del teniente.-creo que no podemos arriesgarnos a caer en una de ellas, solo somos cinco.-


- Cada día que pasa quedamos menos hombres para combatirles, si conseguir esos documentos nos ayudará a desarrollar una vacuna o una manera de acabar con esos caníbales pondré mi vida en juego gustoso.-


El tono de la voz de Chaplin no dejaba lugar a dudas, estaba decidido, Sérpico no discutió más.


Sin mas ceremonias ni preparativos comenzaron a aproximarse al objetivo aprovechando la bruma matutina que en diciembre era espesa y abundante, los primeros edificios de Schwabach despuntaban al alba matutina pero no había rastro de no muertos por ninguna de las amplias calles que se observaban desde la loma en la que se encontraban, Chaplin no quería pasar por la ciudad asique prefirió usar las carreteras secundarias que la rodeaban para evitar en la medida de lo posible los contactos con los infectados, aunque se hizo inevitable encontrar al primero de ellos vagando entre los restos de un accidente de tráfico que debió ser escalofriante.


Al menos treinta coches se apilaban en una montaña de hierro que bloqueaba la pequeña carretera que bordeaba Schwabach por su zona oriental, justo en un puente sobre un pequeño despeñadero, con precaución se aproximaron al accidenten busca de una manera de cruzarlo sin abandonar la carretera y rodear el acantilado en busca de otro paso.


Marcus pensó que podrían pasar a través de una zona en la que dos coches habían quedado uno encima de otro y trabajosamente logro ascender la pila de hierro que formaban, asomo la cabeza a lo que esperaba al otro lado del accidente y pudo ver una figura menuda que de espaldas a el caminaba torpemente sin rumbo fijo.


No era mas que un niño..


No debía tener mas de once años en el momento de su muerte, no se apreciaban heridas graves en su pequeño cuerpo ni manchas de sangre en su mugriento traje y corbata infantil, cuando el pequeño dio media vuelta pudo ver su mirada perdida en algún punto fijo y sus pupilas de color gris claro en las cuales se adivinaba una sequedad cada vez mas evidente.


- Veo uno de ellos, es tan solo un crío – Marcus se acomodo en la posición en la que se encontraba – Está a tiro, espero ordenes -


-Acaba con el, no podemos permitirnos cruzar este maldito despeñadero por otro lugar que este puente o nos haríamos viejos en este puto cementerio. Una bala un muerto Marcus-


-”Cómo se mata a un muerto” Pensó mientras afinaba su puntería


El sonido del disparo casi era un suspiro, y lo provocaba mas bien el vuelo del proyectil que el estallido de la detonación, la bala entro por la sien del pequeño caníbal y salió por el otro lado para acabar perdiéndose en la distancia. El cuerpo del no muerto callo a plomo al duro asfalto y comenzó a supurar un asqueroso liquido viscoso de su nuevo agujero.


El resto del escuadrón ascendió por el montón de metales retorcidos y se desplegó en 3 grupos que avanzarían de manera conjunta por los carriles de la carretera para así minimizar los riesgos de un ataque sorpresa, pero estas no llegaron, el primer país que sucumbió a Judas apenas tenia heraldos que evitaran que cinco vivos violaran sus secretos.


Pronto el C47 siniestrado dejaría de llamar su atención y tendrían problemas


Pronto conocerían lo que les esperaba en este particular Valle de Lagrimas.

lunes, 8 de agosto de 2011

cap 3 "Navidad en el cementerio"

Cap 3 Navidad en el cementerio



24 de diciembre, Móstoles (Madrid) 20:56 horas


Hoy es nochebuena.


Recuerdo que tenia planes para este día, iba a salir con ella... con mi novia claro, se llama Rosa y llevamos 5 años juntos. Esta en su casa al otro lado de la ciudad, aunque eso no importa, tal y como están las calles es lo mismo que si estuviera al otro lado del mundo, aun así, quiero imaginar que al igual que yo sigue viva y no se a convertido en una de esas cosas.


En la soledad de mi casa puedo ver gran parte de la zona nueva de viviendas, y parte del casco urbano de la ciudad. Durante casi dos semanas los fuegos consumían los edificios de viviendas como si fueran de papel. En los primeros días alguno retenes de valientes bomberos luchaban contra esta amenaza, quizás con la esperanza de que todo pasaría pronto, de que esas cosas no eran mas que un mal sueño, algo de lo que puedes despertar y comentar a tus amigos la próxima vez que salga a colación el tema de las pesadillas, pero sus esfuerzos no valían de nada, solo paraban unas horas lo inevitable, poco a poco estos retenes iban sufriendo bajas y mermaba su capacidad operativa, cuando se hizo evidente que la ciudad estaba condenada a arder en los fuegos del infierno supongo que prefirieron ir a reventar con sus familias, o al menos es lo que yo habría echo si tuviera su valentía.


La primera vez que vi por televisión lo que estaba ocurriendo estaba en el salón, viendo las noticias de la primera a caballo entre un tomo de “el arte de la guerra” y el puro aburrimiento.


- Algunos miembros de los servicios de emergencias que trabajaron en la retirada de escombros y búsqueda de victimas están sufriendo extraños ataques de fiebres intensas seguidos de ulceras en la piel y sudoración de sangre y otros fluidos, al parecer un grupo de rescate en situaciones de desastre fue el primero en enfermar tras socorrer a uno de sus integrantes que al parecer se había vuelto loco y trataba de escupir, arañar e incluso morder a sus compañeros de equipo-


Emitieron este noticiario cuatro días después de la explosión, no hace falta ser medico para saber que un virus tan mortal es un asesino mucho mas eficaz si puede contagiar sin ser detectados síntomas en su huésped hasta pasadas 72 horas de la exposición. Hoy en día con nuestros aviones y trenes de alta velocidad, uno de esos pobres imbéciles que calmaron al paciente cero podría haber estado soltando virus por medio mundo sin que supiéramos nada, a su vez contagiaría a otros en una reacción en cadena que acabaría con la vida tal y como la conocemos. Para el día Z + 15 era una terrorífica realidad.


Las ciudades grandes fueron las primeras en caer. Su elevada población constituyó un vergel para el virus, y un festín para los primeros infectados que acechaban por las calles. Nadie estaba a salvo y la pregunta mas extendida en los refugios era tan sencilla como terrible, ¿te han mordido?.

Tan solo cuatro días antes de aquello vi por fin a una de esas cosas, era una mujer que avanzaba renqueante entre ambos carriles de la calle en frente de mi edificio, parecía ajena a todo aquella que le rodeaba y entre los pliegues de su mugrienta camiseta de pijama se adivinaban unas curvas que me hacían imaginar que debió de hacer sido una autentica belleza, busque mis prismáticos en los cajones del mueble de la televisión para verla mejor, me asomé con precaución a la ventana de mi quinto piso y fije los prismáticos en su rostro, su mirada estaba perdida en el horizonte y sus labios estaban ligeramente contraídos en una expresión terrible, su muerte debió ser realmente agónica, tenía unas ulceras realmente asquerosas que le surcaban la cara y uno de sus brazos estaba parcialmente devorado por las manchas que decoraban su pijama otras partes de su anatomía también parece que resultaron dañadas por la sudoración sanguínea. Con paso torpe cruzo delante de mi ventana ignorante de que le vigilaba desde las alturas y se perdió en la perpendicular de la calle próxima.


En ese estado crees que esas cosas son poco menos que inofensivas, torpes y podridos sacos de carne rancia que necesitarían ayuda para recordar cómo moverse sin caer de bruces al suelo, en definitiva, patéticas criaturas que casi merecen compasión. Sin embargo muchos murieron preguntándose que había fallado mientras un desconocido metía sus asquerosas manos negras en su abdomen y consumía su vida.


Esos torpes bastardos se activan cuando huelen presas vivas, un cortocircuito activa sus mecanismos de caza y se vuelven inteligentes y despiadados, y lo que es peor, en ese estado casi son igualmente veloces y ágiles que tu, comienzan a gritar de manera estridente y alertan a sus amigos de que hay comida en las inmediaciones... y cazan en grupo.


Hace sólo dos días vi a dos podridos empujando con insistencia una gran furgoneta de una empresa de pinturas formando una barricada a la salida de la calle, Observe con una mezcla de fascinación y pánico como acto seguido se escondían en dos coches que se encontraban aparcados a unos diez metros de la furgoneta, tan solo dos minutos más tarde apareció un Seat León que se aproximaba a toda velocidad desde el inicio de la calle, solo dios sabe lo que les hizo seguirla sin dar marcha atrás, pero no es difícil de imaginar que les estaban pisando los talones. El coche paró frente a la furgoneta y dos hombres bajaron del coche para tratar desesperadamente de apartar la furgoneta de la carretera.


Lo que ocurrió a continuación no me resulta fácil de contar, podría haberles gritado, podría haberles avisado de que debían volver por donde habían llegado y no mirar atrás, pero estaba solo, demasiado asustado para exponerme a ser detectado por esos caníbales y convertirme yo en víctima.


Los dos hombres empujaban con insistencia, pero apenas lograban mover la monstruosa furgoneta unos pocos centímetros por cada empellón. Aquellos asquerosos podridos lograron colocar la barricada muchísimo más rápido, debían de tener una fuerza mucho mayor que la media de un hombre normal. Muy despacio fueron saliendo de los coches en los que se escondieron tras preparar la barricada, y se aproximaron despacio al seat león. Aquellos infelices estaban tan concentrados apartando la furgoneta que solo les dio tiempo a girar su cabeza cuando se abalanzaron sobre ellos.


Algo extraño ocurrió entonces, los caníbales por supuesto hirieron a aquellos hombres y chillaron horriblemente en señal a sus congéneres de que la caza se había consumado, pero no los mataron inmediatamente como deberían, a través de los prismáticos pude ver la expresión sádica de sus rostros cubiertos de sangre fresca mientras arrastraban a aquellos pobres infelices y los tendían de espaldas en el capo del seat león, entonces me percaté de lo que ocurría.


Había mas gente en el coche.


Uno de esos bastardos se subió al capó en el que estaban tendidos aquellos hombres que aun respiraban y apoyo una rodilla en la espalda de el hombre que parecía mas mayor, con un fuerte tirón de pelo levanto la cabeza del malherido desdichado y le obligo a mirar en el interior del auto, su compañero de desdicha tendido a su lado comenzó a gritar de una manera que logro arrancar una sensación de pánico en mi pecho.. llamaba a su padre.


Los seres humanos que viajaban en aquel coche eran una familia de cinco miembros, un padre, una madre, y tres hijos de edades comprendidas entre los 14 años del mayor de los niños y los 3 años del mas pequeño de la familia, aun se me encoje el corazón cuando pienso en lo que debieron sufrir en aquellos instantes cuando el sádico que apoyaba su rodilla y levantaba la cabeza del padre de familia comenzó a retorcerla poco a poco con una sonrisa en la boca mientras su hijo a su lado llamaba a su padre y este emitía unos ahogados gorjeos que cesaron casi 3 minutos después, cuando las astilladas vertebras cortaron la carne del cuello desde el interior y separaron la cabeza del resto del cuerpo.


Aparte la vista y me acurruqué en el interior del salón mientras escuchaba como llegaban mas de esas cosas, abrían las puertas del coche y acababan con toda vida humana de su interior, los gritos se apagan pronto, pero se que aquellas personas fueron conscientes de que las estaban devorando mucho tiempo antes de que cesaran aquellos terribles sonidos.


Debo aclarar que estos seres no parecen hablar. Su comunicación parece mas bien sensorial y organizan sus tácticas alrededor de una presencia que yo llamo mentalidad de enjambre, prefiero no pensar en que alguno de esos seres sea inteligente como para idear algo mas complejo que una barricada o una emboscada sencilla, pero es una posibilidad muy real. En algunos sitios web que aun funcionaban podía leer casos de gente que había visto a un grupo de infectados dejando comer primero a otro a pesar de no ser quien mato a su presa.


Internet. Esto me lleva al día de hoy en el que de manera milagrosa la red de redes aun funciona. Junto con otros servicios de primera necesidad como el agua y la electricidad, supongo que los teléfonos móviles también estarán operativos pero el día que me encerré en casa dejé el mío en el aparcamiento. Soy consciente de que esto no será algo eterno y de que tarde o temprano me quedaré a oscuras, incomunicado y muerto de sed.


Como poco y solo dos veces al día, administro las pocas viandas que me quedan de manera estricta, ayudado de una báscula de pie que compramos para ver nuestros avances en nuestra dieta milagrosa. Trescientos gramos de comida al día ni mas ni menos, verdaderamente estoy pasando hambre, pero me aterroriza salir mas allá de mi portal tal y como están las cosas.


Mi vecino del primero parece ser que era un chico muy precavido y cuando las cosas empezaron a torcerse acumulo comida y agua embotellada en cantidades industriales pero se olvido del detalle de que no fuera perecedera, maldito gilipollas. Desapareció a la vez que comenzaron a llegar infectados al vecindario, mal rayo le parta.

Se que tengo que salir a buscar comida pero me aterroriza pensar en lo que podre encontrarme incluso tan cerca como en los otros portales de mi urbanización, la soledad y el silencio comienzan a hacer mella en mi estado mental, y por las noches comienzo a ver sombras que se pasean por mi habitación.


Estoy preocupado por Rosa, tengo que ir a buscarla pero de momento tendrá que esperar, en mi estado actual apenas podre girar la esquina antes de servir de aperitivo a esos asesinos.


Mañana es navidad, y me temo que tendré que salir de compras.


viernes, 5 de agosto de 2011

"El Dìa Z" Cap 2. EN ANTECEDENTES.

Cap 2. EN ANTECEDENTES.
4 años antes, 15 de Octubre, en alguna parte de Afganistán. 10:04 horas.


Adler nunca lo supo por supuesto, pero aquello que se guardaba en las placas de cultivo había salido directamente de una pequeña cueva en los desierto de Afganistán. Durante una misión de reconocimiento un avión espía norteamericano había fotografiado una cueva de la cual salían de manera muy visible huellas de neumático. Aquello por supuesto no era algo normal los Talibanes eran sumamente cuidadosos ocultando su rastro, era básicamente lo único que les podía mantener con vida el tiempo suficiente para luchar contra el gobierno que les había impuesto el imperio Yanqui.


La misión de reconocimiento no se hizo esperar y se llevo a cabo apenas una semana después. Esta fue precedida de 5 días de estrecha vigilancia por parte de dos unidades de élite especializadas en vigilancia próxima. Cuando el primero de los soldados Americanos descendió del Blackhawk y toco suelo pudo comprobar que la boca de la cueva yacía silenciosa y oscura, algo que no hacia presagiar nada bueno para ellos.


Penetraron en la cueva una escuadra de seis soldados, y avanzaron en la oscuridad de la cueva ayudados por los dispositivos de visión nocturna acoplados en sus cascos.


No había nadie en casa...

El grupo llego a una sección de a cueva cuyas paredes habían sido tratadas en hormigón, en el centro de la pared que habían levantado los antiguos habitantes de la cueva se alzaba una pesada puerta metálica que tenia aspecto de cerrar de manera hermética, aislando de esta manera el interior de la cueva y evitando cualquier contacto con el exterior.


Descorrieron el cierre en válvula, no sin esfuerzo y finalmente la pesada puerta de acero templado quedo libre de la presión del mecanismo de cierre, se escucho en toda la sala un sonido parecido al que se obtiene al abrir una botella de refresco, pero mucho mas amplificado y todo se cubrió de un fuerte olor a quemado. Esta instalación no era nada barata.


Con la disciplina de la que hacen gala los soldados de élite norteamericanos penetraron en el interior de la habitación que se escondía tras la puerta y comenzaron a ver que las paredes alicatadas en azulejo blanco comenzaban a oscurecerse a causa del hollín, síntoma claro de que unas potentes llamas habían barrido la habitación al completo.


Rápidamente comenzaron a desplegarse para cubrir las cuatro esquinas de la habitación que se abría ante ellos, el olor era muy fuerte y entre el penetrante olor a quemado comenzaban a asomar otros olores de origen químico que les obligo a ponerse las mascarillas protectoras.


No había signo de vida dentro de la habitación tampoco. Uno de los soldados encendió una bengala y la lanzo en el centro de la habitación, bañando toda la estancia con una potente luz rojiza que logro arrojar luz a el caos que había por toda la estancia, todo el mobiliario de trabajo estaba volcado, roto o quemado, por todo el suelo había finos cristales que debieron pertenecer en su día a equipamiento de laboratorio, las paredes estaban alicatadas hasta el techo con azulejo blanco, similar al que habían visto al cruzar la puerta metálica por primera vez, pero a pesar del terrible incendio que debió acontecer allí, las huellas que dejo el fuego respetaban toda la pared opuesta a la puerta de entrada, como su el fuego se hubiera provocado para evitar que se saliera de la habitación, cubriendo toda la puerta. En una esquina el blanco azulejo estaba salpicado de un liquido negro que despedía un olor dulzón a medida que se acercaban. Se trataba de sangre mezclada quizás con algún que otro resto biológico que a la luz de la bengala tomaba colores verdosos y amarillentos.


-Sargento- La voz potente de uno de los soldados resonó en el lugar a pesar de que no la pronuncio en voz alta.


-informe soldado- respondió el.


-Tenemos dos cadáveres aquí.- El líder del grupo se acerco a donde se encontraba el hallazgo, no muy lejos de donde se encontraba la mancha negra en el inmaculado blanco pulido de la pared.


Se trataba de dos hombres, parecían fundidos en un abrazo de ceniza sangre y fuego, se encontraban casi como si se hubieran escondido detrás de uno de los bancos de trabajo que hubieran aproximado a la pared.


-Hay algo raro en el que esta encima señor, parece estar sujetando algo que sobresale por debajo de ambos.- -vosotros dos, ajustaos las mascarillas y levantad al que esta encima.-


Los dos soldados obedecieron , apartaron el mostrador y mientras uno cogía los pies el otro trataba de introducir las manos entre los dos cadáveres para así asir de las axilas al que se encontraba encima.


Ellos ya imaginaban que seria una tarea difícil despegar a dos cadáveres que se hubieran parcialmente carbonizado en un incendio pero sorprendentemente consiguieron separarles con facilidad. La luz de la bengala era muy tenue cuando lograron levantar al cadáver y depositarlo en el suelo junto a su compañero de abrazo, asique un soldado comenzó a alumbrar la operación con una linterna de mano.


-Sargento, de estos dos hombres el único que resulto quemado fue el que estaba encima. El otro hombre ya estaba muerto cuando el primero cayó sobre el.-


- eso es imposible. Nadie con unas quemaduras así podría moverse, aparte como sabe que el que estaba abajo ya estaba muerto cuando llego el primero.-


- señor, no hay salpicaduras de sangre en ninguna parte mas allá de aquella esquina de allí, este hombre tubo mucha suerte.-


Un segundo miembro del grupo intercedió en la conversación sarcásticamente -si, ya lo veo, mucha suerte sin duda, ¿por que crees que tubo suerte si esta tan muerto como el otro


El primero, con una mirada sombría y visiblemente preocupado respondió señalando al cadáver que yacía de espaldas en el suelo – tubo suerte porque ya estaba muerto cuando comenzó a comerle, lo que el quemado sujeta en sus manos son parte de los intestinos de nuestro amigo.-


Había llegado la hora de irse.

Gracias

Los comentarios de los lectores que han leido mi relato "El Día Z" me animan a continuar escribiendo.
Muchisimas gracias a todos. y disfrutad